Deriva: Viaje a la Luna y al Sol".


 

Pronto nos embarcaremos en un viaje singular: desde la tierra hacia la Luna y el Sol, aunque no como podrías imaginar. Si alguna vez te sentiste atraído por el arte contemporáneo, este es tu momento. Acompáñanos y permite que la deriva renueve tu perspectiva, fusionando disciplinas y revelando horizontes estéticos inexplorados.

 

Exploraremos la dualidad de la experiencia en una deriva por el borde costero de Horcón, uniendo lo grandioso con lo íntimo. El mundo rebosa de inspiración si sabes mirarlo desde una perspectiva diferente. ¡El arte es esa ventana! En este viaje, más que observar, vivirás, interactuarás y reflexionarás desde una práctica creativa enriquecedora.

 

No importa si nunca has vivido algo así; el propósito es dejarte guiar por el entorno. Además, es la ocasión ideal para compartir y debatir tus vivencias y creaciones con tus compañeros y compañeras.

 

Para la deriva es importante tener en cuenta:

  • Una mente abierta y ganas de inspirarse.
  • Herramientas para documentar todo lo que experimentes y observes.
  • Tu bitácora de taller con el trabajo solicitado (ilustraciones de olas; por Mori Yuzam).
  • Cuaderno para acuarelas y materiales adecuados para técnicas húmedas, así como para escribir y dibujar.
  • Traer: Ropa adecuada y de abrigo (recorreremos el borde costero, así que conviene estar preparados), bloqueador solar y algo para comer y beber.

 

P.D.: El verdadero encanto está en descubrir lo inesperado. La nave nos esperará en la entrada de la facultad a las 8:00. Recuerda llevar tus bitácoras para ser timbradas al inicio de la deriva.

 

 

Adjunto detalles sobre la "Deriva de la Tierra a la Luna y al Sol". 

  

 La deriva de la Tierra a la Luna/Sol se enfoca en la dualidad de la experiencia, contraponiendo la inmensidad del espacio con la conexión íntima y sensorial de una deriva a lo largo del borde costero de Horcón. En este entorno, la conjunción de elementos naturales y urbanos brinda un escenario ideal para una deriva intuitiva y libre, promoviendo la observación, interacción e introspección desde la práctica artística creativa. 

 

 La deriva, al combinar  los conceptos de transigrafía y rizoma, revitaliza el arte contemporáneo al fusionar disciplinas gráficas y plásticas, descubriendo nuevos horizontes estéticos y permitiendo que el entorno guíe nuestras acciones.

 

La estructura y propósito de la experiencia de deriva son los siguientes:

 

Objetivo: Realizar una deriva con enfoque psicogeográfico, dejando que el entorno dirija nuestros movimientos y sensaciones, expresándolo a través de la representación gráfica del paisaje.

 

Los objetivos específicos que  guían la experiencia son:

  • Utilizar la deriva para estimular la capacidad creadora y la reflexión crítica.
  • Reconocer las bitácoras como herramienta valiosa para documentar experiencias y observaciones generadas durante la deriva.
  • Fomentar la inmersión sensorial, prestando atención a sonidos, olores y sensaciones táctiles.
  • Registrar y compartir experiencias para desarrollar una apreciación profunda del entorno.
  • Explorar posibilidades expresivas en la representación gráfica del paisaje, especialmente en relación a línea y mancha.
  • Impulsar actividades artísticas inspiradas en la deriva, como escritura, dibujo y registros fotográficos.
  • Facilitar la discusión y compartición de creaciones entre participantes.
  • Alentar la creación de iniciativas basadas en observaciones y reflexiones de la deriva.

 

Para promover interacciones entre los participantes:

  • Establecer un ambiente abierto donde todos se sientan a gusto compartiendo pensamientos y sentimientos sin miedo al juicio.
  • Incentivar la comunicación, alentando a compartir percepciones durante la deriva.
  • Priorizar el respeto y la escucha activa, asegurando que todos tengan oportunidad de hablar y ser escuchados.

 

Diario de Deriva: Documentación y reflexión mediante bitácoras de taller:

La sorpresa de descubrir lo inesperado.

 

  • Presentar las bitácoras como herramienta para documentar experiencias y observaciones.
  • Establecer momentos específicos para registrar pensamientos, tanto individualmente como en grupo.
  • Permitir que elementos naturales, como el viento o el sonido de las olas, guíen la dirección de la deriva.
  • Motivar a los participantes a documentar no solo observaciones, sino también sentimientos e interacciones.
  • Al finalizar, organizar una sesión de grupo para compartir y discutir las entradas en las bitácoras.
  • Considerar la compilación de las bitácoras en un documento conjunto que refleje la esencia de la deriva y las perspectivas de los participantes.

 

Este enfoque valora las bitácoras como medios de documentación y reflexión, facilitando a los participantes el análisis profundo de sus vivencias durante la deriva y su compartición con el grupo. Estas bitácoras pueden ser recursos esenciales para futuras actividades, evidenciando la evolución de las percepciones y pensamientos de los participantes con el tiempo.

 

 

Cronograma de Actividades:

 

08:00-08:30 - Inicio de la actividad, simulando un viaje espacial para que los participantes sientan el comienzo de una aventura. Antes de subir al "bus espacial", deberán mostrar sus Bitácoras como "pasaporte". Estas bitácoras incluirán exploraciones gráficas hechas con pincel y tinta china, inspiradas por las ilustraciones de los cuadernos de olas de Mori Yuzam.

 

08:30-10:00 - Viaje a la localidad de Horcón desde la Facultad de Arte 

 

Estaciones Temporales: Cada estación refleja una idea diferente en relación a nuestra deriva hacia la Playa Luna.

 

10:00 - Primera estación (Iglesia ) : inicio de la deriva. Este tramo se basa en el concepto de "cambiar la mirada".

 

Reflexión: El arte se encuentra en la cotidianidad, las emociones, la naturaleza y las interacciones humanas. El mundo rebosa de inspiración; solo hay que aprender a verlo con nuevos ojos, desde la perspectiva del arte. La Desconexión nos invita a centrarnos en el presente desde un enfoque sensitivo, corporal y multidimensional. Recuerda llevar tu bitácora y lápiz para registrar tus impresiones.

 

11:00 – Segunda estación / transigrafia /dibujar olas  Se trabajará  en la  bitácora  y  en cuaderno para acuarelas , obras inspiradas en su experiencia  práctica y percepciones.

 

Actividad de Estimulación Sensorial: Se animará a los participantes a cerrar los ojos momentáneamente, escuchar sonidos, percibir aromas y sentir texturas. Después, compartirán lo que experimentaron. Las distintas percepciones pueden ser reveladoras.

 

13:30 – Colación

 

14:30 - Tercera estación/ derivas grupales/ "objet trouvé" o "objeto encontrado" 

 

es un concepto artístico que se refiere a objetos no diseñados para el arte, pero que son presentados en un contexto artístico. Basándose en este concepto y considerando la ubicación en el borde costero se alentarán a explorar en grupos y crear espacios colectivos de deriva artística, para la reflexión y el intercambio de experiencias. Durante la deriva, deben documentar sus hallazgos, reflexiones y dibujos inspirados en lo que encuentran.

 

Instalaciones Efímeras:


  • objetos que deben encontrar a lo largo del borde costero (ej. una concha rota, una botella de vidrio, un trozo de red). Cada participante debe recolectar un objeto que le llame la atención del borde costero.
  • Una vez recolectados,  deben usar esos objetos para crear una composición artística en el borde costero, instalaciones temporales en la arena que vincula todos los objetos recolectados.
  • Recolecta desechos o basura encontrada en la playa.
  • Usen estos objetos para crear una obra que refleje la relación entre el ser humano y el medio ambiente, generando una reflexión sobre la contaminación y la responsabilidad ecológica.


Al finalizar cada actividad, es esencial reunirse en grupo para compartir las creaciones y reflexionar sobre el proceso, el significado de los objetos encontrados y el contexto del borde costero. 

 

17:00 - Reflexión Final en Playa Luna: Un espacio para que los participantes reflexionen de manera grupal sobre la experiencia, compartan sus creaciones y discutan las emociones evocadas por la deriva .

 

Sentados en círculo, pida a los participantes que cierren los ojos y recuerden la deriva. Luego, que compartan brevemente un momento o lugar que les haya impactado o significado algo especial.

 

18:00 - Regreso a la Facultad de Arte.

 

 


La clase después de la Deriva Cartografía  tú Deriva

 

BLOG: Publicar  una entrada de blog sobre  la deriva , actividades y  lecturas solicitadas , crear  cartografía y cómo esta actividad les ayudó a profundizar en su comprensión del viaje. Pueden incluir fotos de sus cartografías y reflexiones adicionales.

 

Objetivo: Permitir a los participantes consolidar y reflexionar sobre sus experiencias de la deriva , cartografiando  sus impresiones emocionales,  sensoriales  y simbólicas en  una presentación cartográfica 

 

ACTIVIDAD

Instrucciones:

 

Materiales:

  • Papel de pliego Hilado Nº9
  • Lápices, pinceles, tinta china y otros utensilios de dibujo.
  • Fotografías tomadas durante la deriva (si las hubiere).

 

Mapa del recorrido :  detalles y reflexiones 

 

  • Basándose  en las anotaciones de bitácoras, y en sus recuerdos dibujen  una cartografía del camino que siguieron durante la deriva.
  • Deben marcar los puntos o áreas donde experimentaron sensaciones, interacciones o descubrimientos significativos.
  • Usar diferentes colores y símbolos para representar diferentes tipos de experiencias.
  • Una vez que tengan el recorrido básico, que profundicen en detalles. Sí llevaban una cámara, pueden pegar fotografías en puntos relevantes.
  • Al lado de cada punto destacado, pueden escribir breves reflexiones o palabras clave que describan lo que sintieron o pensaron en ese momento.Cada participante presentará su cartografía al grupo, explicando los puntos más significativos y compartiendo sus reflexiones.
  • Después de cada presentación, habrá un breve espacio para preguntas o comentarios del resto del grupo.

 

Exposición:

Se organizará una exposición con las cartografías para que otros estudiantes puedan verlas y aprender sobre la experiencia de deriva.




Lectura Obligatoria 


Teoría de la deriva 

Guy Debord , octubre 2002 

 

Entre los diversos procedimientos situacionistas, la deriva se define como una técnica del paso apresurado a través de ambientes variados. El concepto de deriva está indisolublemente ligado al reconocimiento de efectos de naturaleza psicogeográfica, y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo, lo cual lo contrapone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo. 

 

Una o más personas entregándose a la deriva renuncian, por un tiempo más o menos largo, a las razones para moverse y actuar que usualmente conocen, a las relaciones, trabajos y ocios que les son propios, para dejarse llevar por las solicitaciones del terreno y los encuentros que ahí se dan. La parte azarosa aquí es menos determinante de lo que se cree: desde el punto de vista de la deriva, existe un relieve psicogeográfico de las ciudades, con corrientes constantes, puntos fijos y remolinos que hacen el acceso o la salida de ciertas zonas muy complicados. 

Pero la deriva, en su totalidad, incluye a la vez este dejarse llevar y su necesaria contradicción: la dominación de las variaciones psicogeográficas por el conocimiento y cálculo de sus posibilidades. Bajo este último aspecto, los datos resaltados por la ecología, y por muy limitado que sea a priori el espacio social que esta ciencia propone estudiar, no dejan de apoyar útilmente al pensamiento psicogeográfico. 

 

El análisis ecológico del carácter absoluto o relativo de las divisiones del tejido urbano, del papel de los microclimas, de las unidades elementales completamente distintas a los barrios administrativos, y sobre todo de la acción dominante de los centros de atracción, debe ser utilizado y completado por el método psicogeográfico. El terreno pasional objetivo donde se mueve la deriva debe ser definido al mismo tiempo según su propio determinismo y según sus relaciones con la morfología social. Chombart de Lauwe, en su estudio sobre "París y la aglomeración parisina" (Biblioteca de sociología contemporánea, PUF, 1952), nota que "un barrio urbano no está determinado solo por los factores geográficos y económicos sino por la representación que sus habitantes y aquellos de otros barrios tienen de él"; y presenta en el mismo trabajo —para mostrar "la estrechez del París real en el que vive cada individuo, geográficamente un marco cuyo radio es extremadamente pequeño"— el trazado de todos los recorridos hechos en un año por una estudiante del XVI distrito: estos recorridos dibujan un triángulo de tamaño reducido, sin escapadas, cuyos tres vértices son la Escuela de Ciencias Políticas, el domicilio de la joven y el de su profesor de piano.

 

No hay duda de que tales esquemas, ejemplos de una poesía moderna capaz de provocar intensas reacciones afectivas —en este caso la indignación de que sea posible vivir de esa manera—, o incluso la teoría propuesta por Burgess sobre Chicago, de la distribución de actividades sociales en zonas concéntricas definidas, deben contribuir al avance de la deriva. 

 

El azar desempeña en la deriva un papel tanto más importante cuanto que la observación psicogeográfica todavía no está bien afianzada. Sin embargo, la acción del azar es naturalmente conservadora y tiende, en un nuevo contexto, a reducirlo todo a la alternancia de un número limitado de variantes y a la rutina. 

 

Siendo el progreso solo la ruptura de uno de los campos donde actúa el azar, mediante la creación de condiciones más favorables para nuestros propósitos, se puede decir que los azarosos caminos de la deriva son fundamentalmente diferentes de los del paseo, pero que las primeras atracciones psicogeográficas descubiertas corren el riesgo de anclar al individuo o al grupo errante alrededor de nuevos ejes habituales, donde todo los lleva constantemente de vuelta. 

 

Una insuficiente desconfianza hacia el azar, y su uso ideológico siempre reaccionario, condenaba a un aburrido fracaso la célebre deambulación sin propósito intentada en 1923 por cuatro surrealistas desde una ciudad escogida al azar: vagar por el campo abierto es evidentemente deprimente, y las intervenciones del azar allí son más escasas que nunca. Pero la falta de reflexión se lleva aún más lejos en "Médium" (mayo 1954), por un tal Pierre Vendryes, quien cree poder relacionar con esta anécdota —porque todo esto formaba parte de la misma liberación antideterminista— algunas experiencias probatorias, por ejemplo, sobre la distribución aleatoria de renacuajos en un crisol circular, de la cual ofrece la clave diciendo: "es necesario, por supuesto, que tal multitud no sufra desde el exterior ninguna influencia directriz". En estas condiciones, la palma se la llevan efectivamente los renacuajos, que tienen la ventaja de ser "lo más desprovistos posible de inteligencia, sociabilidad y sexualidad", y, por consiguiente, "verdaderamente independientes unos de otros".

 

En el extremo opuesto de esas aberraciones, el carácter principalmente urbano de la deriva, en contacto con los centros de posibilidades y significados que son las grandes ciudades transformadas por la industria, se alinea más con la frase de Marx: "Los hombres no pueden ver nada a su alrededor que no sea su reflejo, todo les habla de sí mismos. Incluso su paisaje está animado."

 

Se puede deambular solo, pero todo indica que la distribución numérica más fructífera consiste en varios pequeños grupos de dos o tres personas que han alcanzado la misma conciencia, siendo el cruce de impresiones de estos diferentes grupos lo que permitiría llegar a conclusiones objetivas. Es conveniente que la composición de estos grupos cambie de una deriva a otra. Cuando se superan cuatro o cinco participantes, el carácter distintivo de la deriva disminuye rápidamente, y en cualquier caso es imposible superar la decena sin que la deriva se fragmente en varias derivas realizadas simultáneamente. La práctica de este último movimiento es de gran interés, pero las dificultades que conlleva no han permitido hasta ahora organizarlo con el alcance deseado.

 

La duración promedio de una deriva es el día, entendido como el intervalo de tiempo entre dos períodos de sueño. Los puntos de inicio y finalización, en relación con el día solar, son indiferentes, pero hay que destacar que las últimas horas de la noche suelen ser inadecuadas para la deriva.

 

Esta duración promedio de la deriva solo tiene un valor estadístico. Primero, raramente se presenta en toda su pureza, ya que los interesados no suelen evitar, al inicio o al final de ese día, distraer una o dos horas para dedicarlas a ocupaciones triviales; al final del día, la fatiga contribuye significativamente a este abandono. Pero sobre todo, la deriva a menudo ocurre en unas pocas horas establecidas deliberadamente, o incluso fortuitamente durante breves momentos, o, por otro lado, durante varios días sin interrupción. A pesar de las pausas impuestas por la necesidad de dormir, algunas derivas de suficiente intensidad se han prolongado tres o cuatro días, o incluso más. Es cierto que en el caso de una sucesión de derivas durante un período prolongado, es casi imposible determinar con precisión el momento en que el estado mental característico de una deriva en particular da paso a otro. Una serie de derivas se ha llevado a cabo sin interrupciones notables hasta alrededor de dos meses, lo que inevitablemente introduce nuevas condiciones objetivas de comportamiento que hacen desaparecer muchas de las anteriores.

 

La influencia de las variaciones climáticas en la deriva, aunque real, solo es decisiva en caso de lluvias prolongadas que casi la prohíben por completo. Sin embargo, las tormentas u otros tipos de precipitaciones son más bien propicias para ella.

 

El campo espacial de la deriva puede ser más o menos definido o vago dependiendo de si la actividad está orientada principalmente al estudio de un territorio o a resultados afectivos desconcertantes. No hay que subestimar el hecho de que estos dos aspectos de la deriva tienen múltiples intersecciones y es imposible aislar uno en su estado puro. Sin embargo, el uso de taxis, por ejemplo, puede ofrecer una clara distinción: si durante una deriva se toma un taxi, ya sea para un destino específico o para moverse veinte minutos hacia el oeste, se busca principalmente el desplazamiento personal. Si se da prioridad a la exploración directa de un territorio, se prioriza la búsqueda de un urbanismo psicogeográfico.

 

En todos los casos, el campo espacial es en primer lugar una función de las bases de partida: para los individuos, sus hogares; para los grupos, los puntos de encuentro seleccionados. La extensión máxima de este campo espacial no va más allá de una gran ciudad y sus suburbios. Su extensión mínima puede limitarse a una pequeña unidad de ambiente: un solo barrio, o incluso una sola manzana si vale la pena (en el límite extremo, la deriva estática de un día sin salir de la estación Lazare).

 

Explorar un campo espacial determinado implica, por lo tanto, establecer bases y calcular direcciones de penetración. Aquí es donde el estudio de mapas, ya sean convencionales, ecológicos o psicogeográficos, y la rectificación y mejora de estos mapas, entran en juego. ¿Es necesario mencionar que el gusto por un barrio desconocido y nunca antes visitado no interviene en absoluto? Además de ser insignificante, este aspecto del problema es completamente subjetivo y no persiste durante mucho tiempo. Este criterio solo se ha utilizado ocasionalmente, cuando se trata de encontrar salidas psicogeográficas de una zona evitando sistemáticamente todos los puntos habituales. En este caso, uno puede perderse incluso en barrios ya bien recorridos.

 

Por otro lado, la exploración es mínima en comparación con un comportamiento desconcertante en el "encuentro posible". Se le pide al sujeto que vaya solo a un lugar específico a una hora determinada. Está liberado de las tediosas obligaciones de una cita ordinaria, ya que no tiene que esperar a nadie. Sin embargo, este "encuentro posible", al haberlo llevado inesperadamente a un lugar que puede conocer o no, le hace observar los alrededores. Al mismo tiempo, alguien más puede haber sido citado en el mismo lugar sin que sepa quién es. Puede que nunca lo haya visto, lo que lo anima a entablar conversaciones con varios transeúntes. Puede que no encuentre a nadie, o incluso se encuentre por casualidad con la persona que estableció el "encuentro posible". De cualquier manera, y especialmente si el lugar y la hora han sido bien elegidos, su agenda tomará un giro inesperado. Incluso puede pedir por teléfono otro "encuentro posible" a alguien que no sabe a dónde lo llevó el primero. Las posibilidades de este pasatiempo son prácticamente infinitas.

 

 

Así, algunas bromas de un gusto considerado dudoso, que siempre he apreciado mucho en mi entorno, como, por ejemplo, introducirse sigilosamente en los pisos de casas en demolición, recorrer incansablemente París haciendo auto-stop durante una huelga de transporte, con el pretexto de aumentar la confusión dejándose llevar a cualquier lugar, vagar por aquellos túneles de las catacumbas prohibidos al público, se podrían atribuir a un sentimiento más general, que no sería otro que el sentimiento de la deriva.

 

Las lecciones de la deriva permiten establecer los primeros registros de las articulaciones psicogeográficas de una ciudad moderna. Más allá del reconocimiento de unidades de ambientes, de sus componentes principales y de su localización espacial, se perciben las principales vías de paso, sus salidas y sus defensas. Esto nos lleva a la hipótesis central de la existencia de nodos psicogeográficos. Se miden las distancias que efectivamente separan dos regiones de una ciudad, y que no tienen relación alguna con lo que una visión aproximada de un plano podría hacer pensar. Se puede elaborar, con la ayuda de mapas antiguos, vistas fotográficas aéreas y derivas experimentales, una cartografía influyente que faltaba hasta ahora, y cuya incertidumbre actual, inevitable hasta que se realice un inmenso trabajo, no es peor que la de los primeros portulanos, con la única diferencia de que ya no se trata de delimitar con precisión continentes duraderos, sino de cambiar la arquitectura y el urbanismo. Las diferentes unidades de atmósfera y vivienda, hoy día, no están claramente definidas, sino rodeadas por márgenes fronterizos más o menos amplios. El cambio más general que propone la deriva es la reducción constante de estos márgenes fronterizos, hasta su completa eliminación.

 

Incluso en la arquitectura, el gusto por la deriva lleva a recomendar todo tipo de nuevas formas de laberinto, que las posibilidades modernas de construcción favorecen. Así, la prensa informaba en marzo de 1955 sobre la construcción en Nueva York de un edificio donde se pueden ver los primeros indicios de una oportunidad de deriva dentro de un apartamento: "Las viviendas de la casa helicoidal tendrán forma de porción de pastel. Podrán ser ampliadas o reducidas a voluntad mediante el desplazamiento de tabiques móviles. La gradación por medio piso evita limitar el número de habitaciones, ya que el inquilino puede optar por utilizar la porción contigua superior o inferior. Este sistema permite transformar en seis horas tres apartamentos de cuatro habitaciones en un apartamento de doce habitaciones o más."

 

El sentimiento de deriva se conecta naturalmente con una forma más general de afrontar la vida, aunque sería torpe deducirlo mecánicamente. No me extenderé ni sobre los precursores de la deriva, que se pueden reconocer justamente, o interpretar erróneamente, en la literatura del pasado, ni sobre los aspectos pasionales específicos que esta deriva conlleva. Las dificultades de la deriva son las de la libertad. Todo indica que el futuro acelerará el cambio irreversible del comportamiento y el escenario de la sociedad actual. Algún día, se construirán ciudades para derivar. Se pueden utilizar, con ajustes relativamente ligeros, algunas zonas que ya existen. Se pueden utilizar algunas personas que ya existen.

 

Guy-Ernest Debord Posdata: Publicado en "Les Lèvres nues" n° 9, diciembre de 1956 y "Internationale Situationniste" n° 2, diciembre de 1958.



Rizoma : Introducción , Gilles Deleuze , Felix Guattari 



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